Un estudio encontró microplásticos en los testículos de los humanos y perros: posibles riesgos de infertilidad

Investigadores de la Universidad de Nuevo México han detectado “niveles significativos” de microplásticos en tejidos testiculares de humanos y perros. Los hallazgos advierten sobre posibles riesgos en las funciones reproductivas y avivan las preocupaciones sobre los efectos nocivos de este tipo de contaminación en la salud.

El equipo dirigido por Xiaozhong Yu, profesor de la Facultad de Enfermería de la UNM, estudió 47 muestras de testículos caninos y 23 de humanos. Utilizó el método experimental creado por el biólogo Matthew Campen para estudiar la presencia de residuos plásticos en las placentas humanas. 

“Parecen pequeños fragmentos, pequeños pedazos rotos de plásticos muy, muy viejos”, dijo el investigador principal, Matthew Campen, profesor regente de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque. Los hallazgos de su equipo se publicaron en una edición reciente de la revista Toxicological Sciences.

“Esta es una situación con los ojos bien abiertos en este momento”, dijo Campen a CNN. “Recién ahora nos estamos dando cuenta de la cantidad de plástico que hay en nuestros cuerpos. Necesitamos una oleada de investigación en torno a este tema para confirmar o negar el papel de los microplásticos en la infertilidad, el cáncer testicular y otros tipos de cáncer”.

La evidencia ya se está acumulando: una vez dentro del cuerpo, estas minúsculas partículas pueden invadir células y tejidos en los órganos principales, dicen los expertos, interrumpiendo los procesos celulares y potencialmente depositando sustancias químicas disruptoras endocrinas como bisfenoles, ftalatos, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) y metales pesados.

Los disruptores endocrinos pueden desencadenar malformaciones genitales y reproductivas, así como infertilidad femenina y una caída en el recuento de espermatozoides, según la Sociedad de Endocrinología.

En particular, los recuentos de espermatozoides en algunas partes del mundo, incluido Estados Unidos, han disminuido en al menos un 50% en los últimos 50 años, agrega la sociedad.